TAPAR EL SOL CON UN DEDO
- Carolina Acuña
- 27 feb 2020
- 2 Min. de lectura
¿Cuántas veces en tú vida has deseado devolver el tiempo para cambiar algo ya hecho, una decisión o una acción? Cuántas veces has intentado tapar el sol con un dedo? ¿Cuántas veces has deseado no asumir alguna consecuencia, por equis acto? Y cuántas veces no has cometido un error por miedo a la consecuencia?
Estás últimas semanas he reflexionado muchísimo acerca de los errores cometidos en mi vida y no solo me he examinado a mí misma, sino que también he analizado mucho a otras personas de mi entorno. Comenzaré contándoles lo que he percibido, retroalimentado, observando y lo que Dios ha hablado a mi corazón llegando a una conclusión.
No podes pretender equivocarte y fingir que nada va a pasarte. No podes tirar una piedra y esconder la mano. No podes pedir perdón y hacer como que nada paso. Siempre va haber una consecuencia por cada decisión.
La queja es una de las constantes cosas que he percibido en los demás. Insatisfacción y frustración por un enfoque equivocado del error. Las personas tienden a gastar su energía en lo que no hicieron, en lugar de enfocarse en lo que pueden llegar a lograr. La queja te llena de amargura, te desenfoca y te hace ensuciar el corazón.
Las personas queremos tapar el sol con un dedo y alumbrar el camino con una vela. Eso no es suficiente. Porque queremos solucionar una situación pero no somos capaces aprender una lección. Un día mi hermano me dijo: Dios perdona pero la factura sigue.
Así lo imagino yo. El error vestido de anciano con un cabello plata que en virtud de su experiencia tiene la autoridad moral que le da la sabiduría por una larga lista de lecciones aprendidas. Que bonito sería que pudiéramos ver el error como la oportunidad de crecer, de cambiar, de madurar, de hacer las cosas mejor, de conocernos a profundidad, de dejar una mala vida atrás, de pensar distinto. Como la posibilidad de plantar un Edén de amor propio en nuestro corazón, echar raíces y dar fruto.
Cuando nos metemos con Dios y cometemos un error, viene uno detrás aún peor. Pensamos que ya Dios no nos va a querer y que no merecemos eso llamado Gracia. Y si, no la merecemos pero la tenemos. Él siempre va a recibirte con brazos abiertos y te va a dar otra oportunidad. Te invito a que así como con tu Papá terrrenal , cometes un error y pides perdón y a pesar de todo recibes una palabra de consuelo y amor, así mismo está Dios. Con los brazos llenos de amor para demostrarte que a pesar de las equivocaciones, sigues siendo hijo y Él sigue siendo Dios.

Salmos 113:3
Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del SEÑOR.
Comments