top of page

EL DÍA QUE YO NO ME CASÉ

  • Foto del escritor: Carolina Acuña
    Carolina Acuña
  • 12 jun 2021
  • 4 Min. de lectura

¡FUERON 15 AÑOS PARA VER LA RESPUESTA DE UNA ORACIÓN!


¡Dios es bueno todo el tiempo, todo el tiempo bueno es Dios! Él no se equivoca en el tiempo que te entrega las cosas. Yo hoy, te traigo el testimonio de mi matrimonio, uno que veía súper lejano, uno que pensé que jamás iba a pasar.


Desde que estaba pequeña, yo soñaba con casarme. Yo siempre tuve en mi corazón el anhelo de la gran boda, con un bello vestido blanco, en un lugar espectacular, acompañada de mi familia y amistades. Soñé tantas veces con ese día, que ya la boda era un hecho. Junto a mi papá que en paz descanse, estaba cada detalle ya resuelto, solo hacía falta un detalle, el novio. Obviamente yo no entendía nada del tema y mi sueño dorado era totalmente egoísta; yo me quería casar “para ser feliz”


Tuve un par de relaciones bastante tóxicas, que me dejaron con el famoso anhelo roto. Tano, que después de esa última, yo ya no quería casarme, ni saber nada acerca del matrimonio. Recuerdo que un día en medio del llanto, hice una oración, en la que le pedía a Dios que me mantuviera alejada cualquier oportunidad de una relación, porque realmente me sentía devastada, vacía, me sentía completamente devaluada. Pero como Dios, sencillamente es Dios, Él sabe lo que puede entregarme y en que momento lo hace.


Uno sabe cuando conoce a la persona indicada y ahí en medio del pero caos de mi vida, Dios me presentó a José Andrés, mi esposo. Yo no tenía la menor intención de exponerme de nuevo, pero Dios tenía otros planes. Nos expuso, pero delante de Él. Nos regaló un noviazgo con propósito, y ambos le dimos valor a lo que Dios estaba haciendo con nosotros. El 22 de diciembre del año 2019, José me propuso matrimonio y cuando yo vi ese anillo en mi dedo, sentí con toda certeza que el tiempo de Dios es perfecto. Todo lo que había pasado había valido la pena, y el hombre que me estaba entregando esa promesa, venía de parte de mi Papá, quien conocía desde siempre mi gran deseo.


Comenzamos preparativos. Creo que ambos no nos esperábamos el curso prematrimonial tan espectacular que estábamos por iniciar. Fueron 8 meses de un aprendizaje integral ocho meses de confrontaciones directas con cosas que nos gustó que nos dijeran, pero ambos teníamos siempre la mejor actitud; entonces Dios formó y formó. Todo lo que vivimos en ese tiempo, mientras estábamos realizando los preparativos, fue mejor de cómo al menos yo siempre lo imaginé. Escoger manteles, degustar la comida, ir a ver las flores y ni hablar del vestido. Hablo por mi, realmente me sentía que estaba en medio de un cuento de hadas.


Llegó el 6 de febrero de este año y de nuevo Dios se lució. Nos regaló la oportunidad de predicar en nuestra propia boda. La enseñanza se llamó, “El día que yo no me casé”. Y de esto quiero hablarte.


La cifra de divorcios aquí en Costa Rica asusta. Son 53 de cada 100 matrimonios los que fracasan. Esta es una cifra muy alta, por eso es que YO tengo moriri. Suena extraño lo sé, pero miren este pasaje


Gálatas: 2:20

Con cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo más vive Cristo en mí


¿Qué pensarían ustedes si les digo que para que sus matrimonios sean realmente felices, ustedes no importan?


Entender que no nos podíamos casar para ser felices, fue una fuerte verdad. Pensé antes del curso prematrimonial, que para eso Dios me daba la persona correcta, pero no es así. Ni José Andrés ni yo importábamos en la ecuación, porque el objetivo Supremo del matrimonio es Glorificar Dios. Solo Él es importante.


Entender que tengo que morir yo impacta, pero es necesario, porque ni los ideales de mi esposo ni los míos son relevantes, solo importan los ideales de Cristo, porque fuimos creados para sumarnos a sus propósitos, no para que ÉL, se sume a los nuestros. Entendimos esto y todo lo demás ha venido por añadidura.


Somos reflejo de Cristo y su Iglesia, es por eso que todo lo que se diga, se haga, se piense, se sienta y se decida, debe honrar siempre ese reflejo. El deber de mi esposo, es amarme como Cristo ama a su iglesia, mi deber como esposa es someterme a él. Siempre me chocó que me dijeran eso, porque yo lo veía como un “concepto machista” de la Biblia, por esto mismo quiero explicarme mejor. El sometimiento en mi rol de esposa, significa que yo puedo seguir a mi esposo con completa tranquilidad, en la medida que, mi esposo siga a Cristo, de lo contrario sería muy peligroso para mi.


Dios en todo esto nos enseñó algo más.

1 Juan 4:7

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.

Si decimos conocer a Dios, debemos saber amar, porque el origen del amor esté en Él. El amor por ende no encuentra su definición en como nosotros creemos que es, Dios lo define. ¿Quieres saber cuánto reflejas amor, osea cuánto reflejas a Dios?


Nosotros hicimos un ejercicio en el curso prematrimonial que va de la mano con este pasaje:

1 Corintios 13:4-7

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.



Sustituimos la palabra amor por nuestros nombres. Increíble lo que uno ve que le falta por trabajar, es un estándar muy alto el que marca Jesús. Nos dimos cuenta que si nos amamos como nosotros creíamos que debíamos amarnos y si el YO entra en escena, el matrimonio estaría destinado a ser parte de las estadísticas que antes les mencioné.


Nosotros nos comprometimos delante de Dios, con la familia de testigo, a que nuestro matrimonio sea reflejo del Amor que Cristo tiene por su iglesia, nos casamos bajo los ideales de Cristo, no bajo los nuestros. Es por esto que la enseñanza en la boda y este post se llama “El día que yo no me casé”



¡FUERON 15 AÑOS PARA VER LA RESPUESTA DE UNA ORACIÓN!


Dios me preparó a mi y a mi esposo. Nos sacó de la ecuación y nos regaló este hermoso matrimonio. No te canses de orar, pero mientras esperas, déjate formar.






 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


©2019 por Reflejos de su amor. 

bottom of page