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AMA ODIANDO

  • Foto del escritor: Carolina Acuña
    Carolina Acuña
  • 25 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

Sí, ya lo sé. Este título es súper ambiguo pero, que le voy hacer, yo no soy la autora de las líneas que redacto. He venido pensando mucho en cómo desarrollar este post, porque no es fácil explicar como uno puede odiar y amar a la misma vez , y creía que NO SE PODÍA pero, permíteme explicarte porque con toda autoridad moral, te puedo decir que SÍ!.


La etapa en la que casi me vuelvo loca de rabia, dolor angustia, desespero, desolación, por mencionar algunas, fue hace poco, unos 4 años para ser exacta. Todo inicia con la muerte de mi papá y problemas personales que se dieron con mi mamá en aquellos tiempos. En realidad el caos fue familiar y debo confesar que todo lo ocasioné yo.


Por problemas en mi infancia, (que en otro post les contaré) yo no era una persona feliz. Sentía que el mundo estaba en mi contra y mi reproche era típico: ¿porqué a mi?. Estaba completamente cegada por el dolor, no era capaz de ver más allá de mi herida. Mi carácter estaba nulo en formación y por está razón me tocó pasar por un proceso tan doloroso, que yo literalmente deseaba no ser yo, deseaba morirme.


Cuando mi papá tenía aproximadamente 2 meses de fallecido tuve problemas en mi casa con mi mamá y por malcriada, irreverente, intolerante, insensible y poco sabia, ella toma una decisión: echarme de la casa. Mi odio no era solo en contra de ella, sino también contra mi padrastro. A nivel familiar todos se enojaron conmigo y yo misma con mis actos los alejé.


Pasé casi 4 años, maldiciendo, peleando, y batallando no contra el problema, sino contra mí. No era capaz de darme cuenta que mi boca estaba llena de destrucción y lo peor era que mi corazón se envenenaba todos los días un poco más. Cada día me sentía más fea, más inútil, más desechable. Yo no era capaz de quitarme la vida, más me odiaba a mi misma, a mi mamá, mi padrastro, al mundo entero.


Estuve envuelta en una relación que a causa de una infidelidad, me hacía sentir tres metros más abajo que un gusano y evidentemente esta fue la que más me hirió. Mi capacidad de amar estaba bloqueada y el reflejo de un amor propio sencillamente no existía. Pero, un día conocí a Dios. Esta vez como mi Papá; a partir de ahí, TODO cambio.


Comencé a sanar heridas que con curitas y cremitas no regeneran. Recuperé mi amor propio, mi valor como ser humano y cómo mujer. Pero, seguía sin recuperar a mi familia y debo confesar que había una herida que me costó un mundo sanar: LA FALTA DE PERDÓN.


Cuando no perdonas, te niegas a vos mismo el derecho a la sensación de paz interior y felicidad. Y cuando hay heridas tan marcadas en el alma cuesta mucho más tomar la decisión. Pero Dios me reveló durante mi proceso que la clave esta en la cosecha. Y mi verdadero cambio interior inició.


La relación con mi mamá después de 4 años se sanó pero, me hacía falta ganarme el perdón de mi padrastro y aunque en mi corazón aún había rechazo hacia él decidí comenzar a sembrar amor aún sintiendo yo todo lo contrario. Empecé a mandarle queques, comida y detalles y recuerdo que yo le decía a mami “dígale que es de parte mía”.


Sembré amor aún sintiendo odio y sin darme cuenta Dios no solo transformó su corazón, sino que el mío también. Y esta es la enseñanza de este post.


Si quieres cosechar algo distinto, cambia lo que siembras. Dios hablaba súper fuerte a mi corazón respecto a esto, porque humanamente es mas fácil seguir odiando porque esto no expone tu corazón. Pero déjame decirte que al contrario a lo que crees, lo dañas más.


Atrévete a amar odiando y prometo que el reflejo se su amor va a ser el resultado final. Corazones transformados y llenos de amor y de perdón.


Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno. Y el SEÑOR lo bendijo.

<3 Génesis 26:12 <3

Por Carito

 
 
 

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