ACUERDO DIVINO
- Carolina Acuña
- 15 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Jesús dijo: Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser servido sino a servir y a dar mi vida”
MATEO 20:27-28
Cuando nosotros estamos aprendiendo a hablar con Dios y queremos que Él forme parte de nuestras vidas, tendemos a querer firmar algo parecido a un acuerdo divino con ÉL. Tomamos la decisión de servirle
SIEMPRE Y CUANDO, ciertas áreas de mi vida sigan siendo iguales y nos atrevemos a decirle, “Dios no cruces mi limite”. Este es el título de una prédica que me compartió una amiga un día de estos.
Sencillamente me hizo pensar demasiado en nuestra osadía para condicionar a Dios cuando queremos su bendición.
Hay personas, que toman el servicio como una especie de contrato, como si se tratara que Dios tuviera planilla y estuviera en la obligación de pagarnos. Y es cuando erróneamente, sino llega el trabajo, la esposa, la novia, la casa, el préstamo, el fallo a favor, desertamos. Queremos servirle siempre y cuando no muera mi madre, padre, mis hijos, siempre y cuando no pierda el trabajo, siempre y cuando me bendiga en todas las áreas de la vida.
Queremos servir porque Dios es bueno, al menos eso es lo que escuchamos decir a la gente, pero a la mínima “clausula” del contrato que Dios no cumpla, lo dejamos y pretendemos encerrar su Sabiduría y Omnipresencia, en una mente que NO conoce su Omnipotencia.
No queremos sufrir y pensamos que con Dios todo es color de rosa. Pero es que Dios es un pintor por excelencia y en su paleta de colores simplemente estan las mejores acuarelas. Te has preguntado, ¿Cuáles son los colores de tu paleta? Pintas un día gris, otro verde, al día siguiente todo es negro y de pronto, ya no distingues un color de otro.
Y entonces quieres ver un arcoíris, pero ya eres daltónico. y entonces cuestionas a Dios porque no te da lo que quieres. Te alejas de Él porque pusiste fecha de caducidad a tu fe.
Y entonces Dios desaparece. Pretendes encerrarte en un cuarto a adorarle, pero como te está costando trabajo conectarte. Te avergüenzas del error equis, ye y zeta, pero Dios eso ya no lo toma en cuenta. Él desea contar contigo y hoy quiere recordarte que no eres salvo por buenas obras, sino para que realices buenas obras.
Cuando decides poner tu vida al servicio de Dios, debes justificarlo “hecho con y por amor”. Significa, hacer lo que Él dice de manera que lo que se haga, pueda ser visto cómo supremamete valioso. ”
Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo.”
Porque cuando Dios elige, prepara envía y respalda. A Él nada se le escapa de las manos, todo lo tiene fríamente calculado. No condiciones tu servicio a cambio de ser bendecido porque la clave está en ser pulido para ser por su Gran Amor, Redimido.
Por Carito

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